El método Quique: liderazgo y redención | Fútbol | Deportes

El método Quique: liderazgo y redención | Fútbol | Deportes

”Da la impresión de que hemos perdido dos meses”. La frase retumba en cada pasillo del Ramón Sánchez Pizjuán. Dirigentes, empleados y técnicos del Sevilla han respirado con la llegada de Quique Sánchez Flores. En un solo partido, el nuevo entrenador consiguió lo que no había hecho Diego Alonso en ocho choques ligueros anteriores (cinco empates y tres derrotas): ganar. Nadie quiere hablar ya del uruguayo. Todo gira ya en torno de Quique y su nuevo grupo de trabajo. Hay algunos aspectos que explican, de momento, el cambio que se está produciendo en el Sevilla. Los jugadores sienten que hay un jefe que ha firmado su contrato no por lo que resta de temporada, sino hasta 2025. Diego Alonso aceptó comprometerse solo un año. Luego, la presencia de José Luis Oltra, un primer entrenador como segundo, refuerza el papel de Quique. Oltra está ejerciendo de hombre bueno ante un vestuario complicado. Un grupo plagado de jugadores veteranos con los que hay que lidiar. Diego Alonso se entregó a ellos y no le salió bien.

Las primeras charlas del nuevo entrenador han incidido, esencialmente, en el aspecto mental. Es decir, aun con limitaciones, el técnico entiende que la plantilla es de calidad, pero los jugadores se encuentran bloqueados. La palabra de moda en el vestuario del Sevilla es redención. El entrenador quiere hacerle ver a sus futbolistas que cada partido es una oportunidad para redimirse. Avisado por sus íntimos y gente del fútbol, Quique comenzó a analizar de manera milimétrica al Sevilla en las dos últimas semanas. Observó una enorme debilidad defensiva y por ahí tomó medidas en Granada. Formó un equipo más junto, que no arriesgó en la salida de balón, más cerrado por dentro y con dos delanteros (Ocampos y En-Nesyri). Once partidos después, el Sevilla fue capaz de dejar su portería a cero. La última vez fue en Pamplona contra Osasuna (0-0). “Cuando las cosas están difíciles hay que ser prácticos. Los equipos grandes que tienen crisis, y eso lo he oído de jugadores que han pasado por el Madrid y el Barcelona, han perdido partidos porque no se defendía bien. Para atacar bien hay que defender bien”, afirmó ayer Quique en la previa contra el Atlético.

Un reencuentro con el club madrileño que le hace emprender un viaje hasta 2009. El técnico acudió al rescate del conjunto rojiblanco, que era 17º, a un punto del descenso, concluida la octava jornada. Un equipo de nombres como Agüero o Forlán que se iba a Segunda. Quique acabó la temporada ganando la Liga Europa al Fulham, siendo finalista de Copa (perdió la final ante el Sevilla) y en una cómoda novena plaza. “Quiero reflotar a un equipo que tiene herramientas suficientes para estar entre los mejores. Deseo conectar con los jugadores cuanto antes y despejarles la mente”, afirmaba entonces el nuevo entrenador del Atlético. Ese 2009, Quique comenzó un aprendizaje que ahora continúa.

A sus 58 años, lo aprendido entonces le servirá ahora en una situación delicada también en otro grande del fútbol español. Al Atlético lo llevó a conquistar un título 14 años después.

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